La nieve caía intensamente sobre la ciudad iluminando
con su brillantez la fría noche invernal.
Ella regresaba a casa apurandio el àsoElla regresaba a casa apurando el paso; sus tacos rechinaban contra el asfalto en estos pasos cortitos, rápidos, que intentaban tener alas para que en un abrir y cerrar los ojos, encontrarse mágicamente ante su pórtico.
Su apuro era tanto… el calor que sentía la quemaba
y sus ropas, húmedas por su propio sudor le marcaban el camino de su
urgencia.
Al llegar, su premura se hizo más intensa. Abrió su puerta y rápidamente fue despojándose de sus
ropas, una a una, en el living… en la cocina… en el dormitorio…
en el baño…
Totalmente desnuda, acompañada solamente por la tenue
luz de esa lámpara que iluminaba apenas su cuerpo oscuro se precipitó
bajo la ducha.
El copioso sudor que brotaba desde
su interior y el sensual aroma a canela que invadía el ambiente, le encendió
los sentidos. El agua tibia la acarició con ntensidad y el suave jabón en
sus manos la llevó en un viaje audaz, intrépido, haciéndole conocer todos los
paisajes que albergaban su universo.
Cerró
los ojos. Sus latidos resonaban con violencia en sus sienes y en su pecho.
El
placer por su recorrido era tan hondo, tan profundo.
Recorrió en esos breves minutos valles y
ríos, atravesó cielos e infiernos, experimentó erupciones
de ancestrales volcanes, disfrutó del calor del sol quemando
su negra piel y de la lluvia mojando sus larguísimos cabellos cuyos rulos
desarmados cubrían sus pechos como una gigantesca mano
tibia que la sujetaba suavemente.
El agua no apagó su fuego; tal paradoja de su vivencia,
la encendió más aun y al no poder escalar
la cumbre más alta que encontró en su paseo salió corriendo,
mojada y ansiosa hacia el pequeño patio interno de su casa, cubierto por
la nieve que caía copiosamente en esta cruda noche invernal…
Con desesperación se acomodó sobre ella estirándose
placenteramente. Ansiaba ya apagar su incendio sea como sea; los hilos de
su maginación materializaron una pluma que suave y lentamente
caía sobre si posándose sobre las yemas de los dedos de sus pies,
abriéndolos,
estirándolos y con ellos, todo su cuerpo.
Un fresco olor a menta le impregno sus sentidos. La pluma,
suspendida en el aire, apenas le rozaba su piel tan sensible, tan ávida…
subió por sus piernas… y siguió su camino, jugueteando con intensidad
hasta que su grito rompió las barreras del sonido escapando en él toda su
alma.
Cerró sus ojos con lasitud.
La dulce tibieza del agua que brotaba de sus poros derritió la nieve que resbalaba por su cuerpo satisfecho y desnudo.
Una
sonrisa de placer se dibujó en su rostro.
Ella
sabía que él aun la espiaba por el ojo de la cerradura.
Voyeur
(Cristina Leiva - Cris, Lacarancha)
Carla Bruni - L'amour (Subtítulos Español)
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